Los primeros días del perro en casa
Hay unas pocas normas que se han de seguir cuando nuestro amigo llega a casa por primera vez para conseguir que la convivencia sea fácil y agradable toda la vida.
En general, la norma principal que debe emplearse con los perros es la constancia, es decir, lo que está mal, está mal siempre, sin excepciones y lo que está bien está bien siempre. Por ejemplo: no vale dejar que se suban al sofá cuando son pequeños y regañarles porque lo hacen mojados por la lluvia o cuando son enormes.
Por eso lo primero que hay que hacer es ponerse de acuerdo para decidir qué van a poder hacer y qué va a estar prohibido.
Además, aunque sea un poco difícil, deberíamos evitar hacerles mucho caso cuando están recién llegados. Y sobre todo, darles atención cuando nosotros decidamos y evitar hacerlo cuando ellos lo solicitan llorando o ladrando.
Tenemos que entender que los perros se dedican a probar diferentes estrategias para conseguir lo que quieren y que si una funciona, la usarán siempre. Si el perro ladra o llora porque se ha quedado solo en una habitación y nosotros entramos (aunque solo sea para regañarle) mientras él pide nuestra atención ladrando o llorando ¡bingo! ¡Ha obtenido lo que quería! EL perro entenderá que para que se le haga caso no tiene más que ladrar.
Es muy importante ser conscientes de que cuando les regañamos les estamos prestando atención. Si no queremos que llore, simplemente hay que ignorarles, pues con la regañina les estamos dando lo que quieren.